Fuente: El Tiempo
Fecha: 2 de marzo de 2024
Por: Carlos Gutiérrez
La postura de los enfermos ante el tema es relevante para entenderlo desde una mirada más empática.
La mayoría de los asistentes no olvidará jamás ese partido de fútbol del sábado 10 de febrero entre el Deportivo Independiente Medellín (DIM) y Santa Fe. Y no por lo que sucedió en la cancha, sino por la historia que se vivió en las tribunas. Hasta ese lugar llegó el joven Sebastián Pamplona a cumplir su última voluntad: ver jugar al DIM, su equipo del alma, antes de practicarse la eutanasia debido a su enfermedad terminal. Miles de asistentes y los jugadores corearon su nombre, en momentos profundamente conmovedores.
Pero en el Perú, donde los discursos provida están enraizados y la eutanasia es un delito, encontraron innumerables trabas en el sistema de justicia. En algún momento su familia estudió la posibilidad de viajar a Suiza y Colombia, países donde el suicidio asistido es legal. Sin embargo, no se concretaron. Entonces, entró a tallar una mujer con una condición similar que a Benito le resulta inspiradora: Ana Estrada, psicóloga, paciente de poliomiositis desde la juventud, quien sentó un precedente histórico: podrá acceder a la muerte digna cuando ella lo estime.
Estrada contactó a María Benito con su abogada Josefina Miró Quesada, quien se comprometió con el caso desde el primer instante. Pero tenían una dificultad adicional: Benito está perdiendo la vista, cada vez le cuesta más enviar mensajes, y su mayor temor es llegar a no poder comunicarse con el exterior. Quedarse atrapada en sí misma. Por eso emitieron un documento donde le cedió a su hija Ketty Solano la potestad de hacer valer su voluntad.
Tras no pocos reveses y meses de incertidumbre, a inicios de febrero, el Poder Judicial falló a favor de que María Benito deje de recibir tratamientos que le prolongan la vida. En otras palabras, no seguir conectada a un ventilador mecánico. El argumento fue cuidadosamente esgrimido por su defensa: “No es lo mismo que la eutanasia, donde se aplica una dosis letal para generar inmediatamente la muerte. Es simplemente que nadie puede ser forzado a continuar con un tratamiento que ya no consiente”, explica Josefina Miró Quesada, que en algún momento del proceso dio sus alegatos frente a un juzgado que tenía como imagen a Jesucristo, en una audiencia virtual. Después de tres pérdidas (su abuelo y dos amigos cercanos) y de haber llevado adelante los casos de Estrada y Benito, la abogada tiene otra percepción sobre la muerte. “La vida no es existir. No es que te lata el corazón. No es respirar. Es el proyecto de vida de cada persona. Y tiene que estar dotada de dignidad y una dignidad que no la definen terceros. Es un derecho y no una obligación. Es libertad”, dice.
Han surgido nuevos inconvenientes en el caso de María Benito. El fallo indica que el único ente autorizado a desconectarla es el Seguro Social de Salud (EsSalud). No obstante, el jefe de la Unidad de Cuidados Intermedios del Hospital Edgardo Rebagliati Martins, Luis Carrillo Velásquez, ha señalado que ningún médico de su área puede llevarlo a cabo porque todos se han opuesto. “Eso es abiertamente ilegal. No existe objeción de conciencia en bloque. Además, lo ha hecho sin consultar a los médicos, porque hay uno que sí está dispuesto”, arguye la abogada. Por otro lado, según una congresista que ha actuado de intermediaria, la presidenta de EsSalud, María Aguilar se ha ratificado en que cumplirán la voluntad de la paciente. En medio de este choque de posiciones al interior del sistema de salud, la juez a cargo del caso ha ordenado mediante una resolución que EsSalud cumpla el fallo, dándole un plazo de cinco días que corren a partir de este viernes. De no cumplir, los responsables serán sancionados.
Tanto en el suicidio médicamente asistido como en la eutanasia, yo no estoy provocando ningún daño a derecho de terceros.
Premisas
En todo caso, habría que vigilar estrechamente el papel de los facultativos, para evitar la posibilidad de malas prácticas médicas. En un texto publicado en Prudencia Uruguay: En defensa de la dignidad humana, Carlos María Schroeder, profesor honorario de la Universidad de la República, refiere un informe oficial de la Asociación Médica Canadiense, que señaló que 120 enfermeras belgas habían admitido “haber efectuado la eutanasia sin petición del paciente”. Afirma que en los países donde se ha aprobado, “la práctica de los cuidados paliativos ha disminuido francamente: la comunidad médica se ha visto fuertemente desestimulada a continuar con dichos cuidados, ante la creciente práctica descontrolada y muchas veces injustificada de la eutanasia”.
Las personas que realmente desean la eutanasia no están en condiciones de hacer manifestaciones. Se dan cuenta de que desean la eutanasia cuando están en estado terminal y con sufrimiento
José de Teresa 253, Campestre Tlacopac, Álvaro Obregón, CP 01040, CDMX
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