Saltillense apasionado del cine desde pequeño, cuando su prioridad era contar sus primeras historias con sus propios juguetes, Ariel Gutiérrez Flores toca las puertas de la tensión, la incógnita, la exasperación y la profunda reflexión del espectador a través de su más reciente relato visual: “Los Tiempos de Héctor”.
Héctor es un hombre solitario que asiste suicidios en la Ciudad de México. Así conoce a Mónica. Mónica es una joven mujer que añora la muerte. El encuentro de ambas personalidades y sus caminos termina arrojando una historia en la que la muerte es el pretexto ideal para amar la vida, la vida vivida dignamente.
En entrevista para la Asociación Civil Por el Derecho a Morir con Dignidad, Gutiérrez Flores define su obra: “Los Tiempos de Héctor es una representación de la vida. Y la vida es una corta primavera entre dos largos inviernos. Existe la creencia de que todo tiene que ser feliz y alegre en la vida. Y no necesariamente. La vida es muy difícil. Este concepto meritocrático en el que se define que tú eres dueño y capitán de tu vida no es tal. La vida es dura, la vida es lastimosa, la vida es triste. La vida es horrible. Pero, incluso dentro de eso, hay una corta primavera, hay momentos luminosos que pueden ser cuando uno tiene sexo, cuando escuchas una canción, cuando tu equipo mete gol, cuando hay una buena comida, cuando ves a tu familia… hay momentos que iluminan a la vida”.
Y el concepto de esta “corta primavera” de Ariel Gutiérrez llegó hasta Cannes, Francia, donde presentó su obra con muy buenos comentarios.
Del Cine, el saltillense de 29 años ha definido que lo que más le gusta es la mezcla de complejidad y creación. Del séptimo arte le resulta por demás atrayente la fuerza que energía que diversas artes pueden concentrar en un mismo fin. Por ejemplo, fotógrafos, escritores, músicos, maquillistas, diseñadores, actores, todos trabajando para el mismo fin: contar una historia que es vista por miles de personas y que a su vez esos espectadores tienen la posibilidad entrar a la cabeza y la imaginación del director del filme.
Con esta fascinación el novel cineasta aborda un escenario por demás complejo: la muerte y la autodeterminación frente a ella. “Los Tiempos de Héctor” presenta tres casos en donde los protagonistas de cada caso han decidido morir. Por las circunstancias ofrecidas por el director en dos de los tres casos hay –al menos- un detalle que da paso a entender la decisión absoluta de fenecer. Pero en uno de ellos no hay tal. No hay una causa –al menos visible- de por qué la protagonista de ese caso ha decidido terminar con su vida. En todo caso, el mensaje se mantiene: en tanto llega su punto final, Mónica vive intensamente esos “pequeños momentos” que iluminan la vida.
Ariel entiende que el tema de la muerte, y particularmente la muerte asistida, es un tema súper complejo lleno de aristas y circunstancia que motivan a alguien específico a fijar una postura y un matiz determinado frente a este hecho. En todo caso, el autor de otro cortometraje llamado Clarissa (2012) abraza la autodeterminación de cada individuo para decidir el momento de su muerte. Y va más allá: “yo creo que las personas deberían determinar su propio destino, decidir sobre su cuerpo. Finalmente, como decía Anthony Burdain ‘tu cuerpo no es un templo, tu cuerpo es un parque de diversiones. Disfrútalo’”.
Y qué mejor que disfrutar un cuerpo con una vida digna. Con una muerte digna.
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