Camila Krauss
La importancia de los Death Cafe en el mundo y la razón por la que después de dos años de pandemia se abren nuevos radica en la necesidad humana de no estar aislados, menos cuando se trata de uno de los más grandes eventos y misterios de la humanidad: la muerte.
En los últimos meses, personas de varias latitudes, y sin lugar a dudas, de varias zonas de la República Mexicana empiezan a participar en estos espacios ante la necesidad de los duelos truncos o tabúes que imponen o filtran ciertos sectores acerca de la etapa final de la vida.
“El Death Cafe lo funda Jon Underwood y Sue Barsky, basándose en las ideas de Bernard Crettaz, sociólogo suizo, quien en 1989 creó los Café Mortel.”
El Café Jasón de Xalapa de la mano de la Asociación Civil por el Derecho a Morir con Dignidad México son los anfitriones de este espacio de escucha abierto a todo público.
En Xalapa, Veracruz, una vez al mes, desde que inició el 2022, se han dado cita personas de todas edades, profesiones, géneros, intereses e ideas acerca la pérdida, el duelo, la agonía, la enfermedad, los cuidadores y la finitud de la existencia, así como qué es un café de la muerte y qué consideran que es y debe ser una muerte digna.
La Asociación Civil por el Derecho a una Muerte Digna (DMD) busca: “promover y defender el derecho de toda persona a una muerte digna, facilitando el diálogo plural, la difusión y la construcción de los marcos legales en torno a los cuidados paliativos, la muerte médicamente asistida y la eutanasia”. Esta misión está en sintonía con los lineamientos de un movimiento mundial, como Death Cafe y que ha documentado los beneficios de hablar libremente acerca de este tema.
Participar en un Death Cafe nos ayuda:
(a) vivir el momento,
(b) apreciar más la vida,
(c) poner las cosas en perspectiva,
(d) identificar lo que realmente importa,
(e) encontrar propósito en nuestras pérdidas,
(f) atravesar nuestro duelo,
(g) trabajar nuestros arrepentimientos,
(f) encontrar el sentido a nuestra vida,
(g) nos acerca a nosotros mismos y a los demás.
Es por esto que es cada vez menos extraño y más extendida la noción de café de la muerte, a veces de forma virtual, a veces de forma presencial, si los protocolos de la pandemia lo permiten.
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La belleza de un Café de la muerte (Death Cafe) es único: ¡No hay dos iguales!
José de Teresa 253, Campestre Tlacopac, Álvaro Obregón, CP 01040, CDMX
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