Fuente: El Debate
Fecha: 18 de mayo de 2024
Hace unas semanas, Zoraya ter Beek fue noticia en el mundo entero por lo llamativo de su caso. Se trata de una joven de 29 años de Países Bajos que ha solicitado la eutanasia por tener una depresión crónica.
Recientemente, Ter Beek recibió la aprobación final de un tribunal de Países Bajos para poner fin a su vida tras un proceso que duró tres años y medio. En declaraciones a The Guardian expresó su esperanza de que su muerte ocurra en las próximas semanas. «Siento alivio. Ha sido una lucha muy larga», aseguró.
En Países Bajos, una ley de más de 20 años permite la muerte asistida para personas que experimentan un «sufrimiento insoportable sin perspectivas de mejora». Las personas deben estar plenamente informadas y ser competentes para tomar la decisión. Ter Beek encaja en estos criterios, pues padece depresión crónica, ansiedad, traumas, un trastorno de personalidad no especificado y autismo. Ha probado numerosas terapias sin éxito, incluyendo terapias de conversación, medicación y más de 30 sesiones de terapia electroconvulsiva (TEC).
Después de una consulta con su psiquiatra, Ter Beek recibió un comentario desolador: «No hay nada más que podamos hacer por ti. Nunca mejorarás». Ella siempre supo que si llegaba a escuchar esas palabras, no podría continuar. Aunque inicialmente tenía esperanzas con la terapia, afirmó que «cuanto más dura el tratamiento, empiezas a perderla».
Viviendo con su pareja, Ter Beek relata que tras recibir la noticia de la falta de esperanza en su mejora, pensó en suicidarse. Sin embargo, el recuerdo de un compañero de escuela que se suicidó violentamente y el impacto que esto tuvo en su familia, la hizo reconsiderar.
El proceso de obtener la aprobación para la eutanasia duró tres años y medio, durante los cuales Ter Beek nunca dudó de su decisión. «Me he sentido culpable: tengo pareja, familia, amigos y no soy ajena a su dolor. También me he sentido asustada, pero estoy absolutamente decidida a seguir adelante», explicó.
El artículo sobre su caso, publicado en abril, contenía «muchas inexactitudes y tergiversaciones», y cuando su historia se hizo pública, su bandeja de entrada «explotó». Ter Beek explicó que cuando llegue el momento, el equipo médico encargado de la eutanasia se desplazará hasta su casa. «Comenzarán dándome un sedante y no administrarán los medicamentos que detienen mi corazón hasta que esté en coma. Para mí será como quedarme dormida. Mi compañero estará allí, pero le dije que está bien si necesita salir de la habitación antes del momento de la muerte», señaló.
Finalmente, Ter Beek dijo que ha llegado el momento y que está preparada, encontrando «cierta paz» aunque también siente «culpabilidad». «A veces, cuando amas a alguien, tienes que dejarlo ir», concluyó.
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