Cuidados paliativos y muerte digna
Gina Tarditi
Con la enmienda al artículo cuarto de la Constitución, aprobada el pasado primero de julio en la Cámara de Senadores, los cuidados paliativos multidisciplinarios se reconocen como un derecho humano y el Estado deberá garantizar el acceso a ellos y a los medicamentos controlados necesarios para el alivio del dolor con la finalidad de brindar calidad de vida y proteger la dignidad de cualquier paciente con enfermedad en situación terminal, limitante o amenazante para la vida.
Sin lugar a dudas es un paso que debemos celebrar, pero sin lanzar las campanas al vuelo porque hacia delante hay mucho camino aún por andar; se requieren acciones claras, organizadas, sistemáticas y contundentes para que lo anterior se convierta en una realidad para todo mexicano que requiera de cuidados paliativos de excelencia, más allá de la fase de la enfermedad o de la condición que padezca.
Algunos datos nos pueden ayudar a comprender dónde nos encontramos actualmente en este tema, en México. La mayoría de los pacientes con enfermedades llamadas crónicas no transmisibles, como el cáncer, sida, cardiovasculares, hepáticas, renales, diabetes, cerebrovasculares, alzheimer, esclerosis múltiple, párkinson, entre otras, no reciben cuidados paliativos porque los servicios son escasos a lo largo del País y la sociedad en general los desconoce.
De acuerdo con el informe publicado en octubre del 2017 por la Comisión Lancet, coordinada por la Dra. Felicia Marie Knaul, con el título «Aliviar el Abismo de Acceso a los Cuidados Paliativos y el Alivio del Dolor: Un Imperativo de la Cobertura de Salud Universal», en México, en el año 2015, solamente el 36 por ciento de todos aquellos pacientes que requerían morfina, la recibieron.
El Inegi reportó que en ese mismo año se registraron alrededor de 655 mil muertes, de las cuales más del 50 por ciento se debió precisamente a enfermedades no transmisibles; es decir, que en ese año solamente más de 300 mil mexicanos se hubieran visto beneficiados con cuidados paliativos multidisciplinarios.
Por otra parte, la enmienda aprobada habla de enfermedades en fase terminal, lo que significa que se está contemplando exclusivamente los últimos seis meses de vida, mientras que la Organización Mundial de la Salud ha instado a que se integren de manera temprana para lograr la mejor calidad de vida posible. El avance en la ciencia y la tecnología han hecho factible que los pacientes vivan por períodos cada vez más largos, incluso por muchos años.
Asimismo, prevalece un fuerte tabú sobre el uso de medicamentos opiáceos, inclusive entre los profesionales de la salud.
Por otro lado, la iniciativa presentada el pasado 21 de agosto por el diputado Éctor Jaime Ramírez Barba resulta muy alentadora; plantea una reforma a la Ley General de Salud y la creación de una Ley de Cuidados Paliativos, incluyendo un marco regulatorio integral que considera todo lo anteriormente referido, así como la formación de profesionales de la salud en la materia, ofrecerlos desde el primer nivel de atención e incluso en el domicilio del paciente y contar con el abasto necesario de los medicamentos adecuados para el alivio de todos los síntomas, en especial del dolor.
Habremos de seguir de cerca el devenir del debate y eventual aprobación, divulgando con información clara qué son y cómo es que los cuidados paliativos privilegian la calidad de vida a través de una correcta prevención, evaluación e intervención sobre los síntomas físicos, emocionales, sociales y espirituales, con respeto irrestricto a la unicidad y dignidad de cada persona, y sus beneficios alcanzan también a la familia del paciente.
Ahí donde enfermedad y muerte se perciben como fracasos habrá que redoblar esfuerzos; si bien la inmortalidad no es una opción, si lo es el vivir con calidad y dignidad hasta el final.
*Psicóloga, especialista del INCan y coautora de Cuidados Paliativos. Medicina que apuesta por la calidad de vida (Fontamara, 2016)
Fuente: Reforma
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